Ahí viene ella, entre intensa y silvestre. Tiene los cabellos frondosos, llenos de vitalidad. Su paso es profundo, y al surcar el sendero va despidiendo flores (rastreras) que se abren como una hembra descarada. Creo que le llaman Hindia por el perfume milenario. No le importan los años, ella sigue tan fresca y fértil como en su natalidad. En frente está él, las prolongaciones lo dibujan infinito. Tiene la piel agrietada por falta de humedad. Los años no le han hecho daño pero lo han dejado desierto. Creo que por eso le llaman Sahara, por ser un tipo sin dueño, tierra de nadie. Por las noches se vuelve frío e inquietante. Pero ahora se acerca imponente, se choca con Hindia y va a dar justo con su cavidad. Ambos encajan perfectamente, y en la armonía de sus cuerpos nace un nuevo continente.
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Una mujer desnuda y en lo oscuro
ResponderEliminartiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Imagine todo en mimente, y paso al plano 2d, creando personajes,fondos,climas, tiempos, luego volvi en mi y note que esta sensacion que me dio leerlo, me gustaria vivirla en carne propia, lastima que no soy desierto, pero no seamos tan literales, el amor esta en todos lados...
ResponderEliminar¡en pie vosotros los que sabeis sentir y no tenéis la frialdad dolosa de los académicos en pie vosotros que yo os juro que en el momento de peligro cuando la orden de batalla haya que darla yo no me quedaré en mi biblioteca sabed que el signo de esa batalla será mi presencia en las calles a la cabeza de vosotros
ResponderEliminarJorge Eliecer Gaitan.
que hermoso! super visual belu
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