Abrirle las piernas al alma

Abrirle las piernas al alma, bastardearla, dejarla que se ensucie, denigrarla. Meterle los dedos hasta lo más profundo. Observarla. Descubrir sus placeres. Abrazarla. Besar su inocencia, hacer que se entregue con delicadeza, sutileza. Dar a luz su lado más salvaje. Mostrarle otros caminos posibles que la alejen de los pensamientos. Los encuentros con la mente le producen los encantos más violentos. Se enamora de ilusiones, de imágenes y anhelos. Su peor enemigo le dibuja cartografías limitadas. Se empaña, se engaña. El deseo aparece disfrazado con distintos velos. Y cuando menos lo piensa pasea de la mano con la mente, soberbia, indiferente, que poco sabe de entregarse. Soltarle las amarras al alma no sólo es liberarse, es encontrarse. Dejar que las tormentas la hagan navegar hacia sus propias oscuridades. Lograr que tambalee y se rompa en pedazos para que aprenda a volver a armarse, a amarse. Todavía me falta eso.

Soñar con 12 pájaros

Soñar con 12 fragmentos suaves, libres y livianos de la existencia que se asoman entre los árboles y recuerdo a través de esta presencia. Soñar con hombres-pájaro y sus 12 posibilidades de eternizar el alma. Soñar con 12 plumajes, trajes que visten el espíritu y me lo muestran con calma.

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Estoy capitalizando tiempo y experiencia. Son mis recursos para la trascendencia. No importa si en este momento no es tan claro el horizonte. El solo hecho de ir por el monte, desmalezando paso a paso, marca sin saber el trazo del camino hacia mi esencia.

Se despertaba cada mañana
con Montañas entre las pestañas
Cuando se daba cuenta
cerraba los ojos bien fuerte
intentaba mantener esa imagen abierta,
como un proyector en la frente
De a ratos un paseo
entre pensamientos y Deseo
inundaba sus impresiones
Iba pintando montañas por las calles de la ciudad,
anhelando con ansia de libertad
Queriendo ese lugar con el cuerpo y con la mente
con el Corazón