22 agosto 2009

Noche Jujeña

Camino de vuelta a Purmamarca, arando el tramo del Lipán, fuimos a dar con la Noche Jujeña que ni parecida a la porteña. Es inmensa y serena, no le hace falta alardear. Basta entregarse a sus tierras, de instinto maternal, y la Pachamama te acoge.
La puna es una cuna de manos abiertas a toda la humanidad.
Camino sinuoso de idas y vueltas que va precipitando el andar. Los cordones montañosos, imponentes y potentes vibran, con fuerza magnética, imantándonos hacia el centro del lugar.
La puna es una cuna que nos mece de lado a lado, guarda las voces del pasado, de aquellos que la han transitado en busca de la libertad.
Camino de ida, sin llegada, a la Noche Jujeña estrellada, es que debo este sentir(me) extasiada.

1 comentario:

  1. Como recuerdo Purmamarca, que lugar tan agradable. Muchos buscan conocer más y más, yo tuve la suerte de conocer la tranquilidad y la paz de sentarme mirando el cerro y el cielo, y sentir que no quedaba más que conocer.

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