Permanecí como el mar por un tiempo,
limando asperezas...



(LAS GRUTAS ME ESPERAN.. ADIOS!)

Enredadera

Se abría la selva
éramos todos enredadera
nos desplazábamos confusos, desperdigando hojas por doquier.
Enmarañados y retorcidos,
nos gustaba trepar árboles en busca del sol.
Arábamos la tierra, removíamos polvo virgen.
Nos anudábamos los unos a los otros quedando prendidos,
en ocasiones nacían brotes (de placer)

Vértice

Una mujer. Una esquina.
Ahí está, parada. Una línea recta le recorre el rostro, fragmentándolo en dos caras exactas. Perspectivas. Las manos de cara al porvenir. El peso de las caderas perfectamente repartido.
Ahí está, se balancea hacia ambos lados, en la encrucijada. Tiene la mirada clavada. Se acomoda el cabello, raya al medio. La nariz dibuja un vértice proyectado en el espacio. De nuevo, las perspectivas.
Ahí está, en posición de primera, los talones juntos y las puntas opuestas. Las articulaciones completamente rotadas. Ahí está, esclava del adoquín romboide.
El viento le viene de frente y se bifurca soplándole cada oído.


El sol por delante, la luna por detrás. Son las 6 de la tarde en una ciudad del polo norte, justo en el límite con la aurora boreal.