07 noviembre 2012

Ojos de turca


Parece que un día amanecí con ojos de turca. Me lo dijo un hombre mientras cruzaba la calle mirándome fijo. Las telas no me dejaban verle bien el rostro, mi perspectiva se fragmentaba por los retazos de seda. Ver el mundo con ojos de turca no es fácil, una tiene ojos grandes y profundos, ve más cosas de las que le gustaría en este mundo. Nuestras almas son más vulnerables, cada mirada es un viaje directo a nuestro interior. Por eso es que vivimos con más temor, porque vemos de forma clara el sufrimiento. Somos transparentes y cargamos con lo trascendente. La mirada nos provoca y con la mirada provocamos. La mirada penetrante es por no tener manos.

05 noviembre 2012

Naranja


Me pongo una naranja entre los dientes, sonrío.
Me miro al espejo y vuelvo a sonreír. Salgo a la calle. En la parada del 128 hay un nene, le sonrío. El nene me mira asustado mientras le aprieta la mano a la madre. La madre me mira y voltea al nene de un tirón.
Me subo al colectivo, pido mi boleto y sonrío. El chofer me mira con cara de asco, marca el boleto y aprieta el acelerador. Salgo despedido por el pasillo y me doy la cara con la última fila de asientos. Un viejo me mira y sonríe. No tiene dientes. Le regalo mi naranja y bajo en la próxima parada.
En el camino de ahí al trabajo nadie mira a nadie. Nadie sonríe.