21 febrero 2011

Un nuevo continente

Ahí viene ella, entre intensa y silvestre. Tiene los cabellos frondosos, llenos de vitalidad. Su paso es profundo, y al surcar el sendero va despidiendo flores (rastreras) que se abren como una hembra descarada. Creo que le llaman Hindia por el perfume milenario. No le importan los años, ella sigue tan fresca y fértil como en su natalidad. En frente está él, las prolongaciones lo dibujan infinito. Tiene la piel agrietada por falta de humedad. Los años no le han hecho daño pero lo han dejado desierto. Creo que por eso le llaman Sahara, por ser un tipo sin dueño, tierra de nadie. Por las noches se vuelve frío e inquietante. Pero ahora se acerca imponente, se choca con Hindia y va a dar justo con su cavidad. Ambos encajan perfectamente, y en la armonía de sus cuerpos nace un nuevo continente.